Tráfico ilegal de mercadería se redujo durante la pandemia
Representantes de distintas gremiales aseguraron que la reducción del contrabando generó mayores ingresos para el Estado y para las empresas.
La situación de la pandemia por el COVID-19 permitió que el flujo de contrabando de mercadería se redujera de manera considerable en ese período, sobre todo porque se incrementó los controles en las aduanas terrestres y en los puntos ciegos fronterizos, según las gremiales.
Lo anterior significó que se produjera una mayor recaudación fiscal y mayores ingresos para las empresas que se dedican a importación y la distribución de la mercadería de forma legal.
Con el desplazamiento de más de 2,000 militares y policías en los puntos ciegos como parte de las medidas de contención del coronavirus hubo menor contrabando, según la División de Seguridad Fronteriza de la Policía.
También hubo una reducción de la venta de cigarrillos de contrabando en los mercados municipales, según las denuncias.
Producto de la escasez de ese producto, el precio subió de $1 a $2.50 por cajetilla y hubo casos que fue más, con lo que sobrepasó el precio de los cigarros de procedencia legal.
Al haberse dado mayor protección de los “puntos ciegos” entre marzo y junio 2020 (más de 2,000 efectivos militares y agentes de la División de Seguridad Fronteriza de la PNC desplegados) hubo menor afluencia de producto ilegal y menor venta de este en los mercados municipales.
La introducción ilegal de los cigarrillos al igual que todo tipo de contrabando, se da por zonas conocidas como puntos ciegos porque no hay ninguna autoridad ejerciendo el control migratorio y aduanero en esos lugares, principalmente por los puntos fronterizos con Guatemala.
Ese aumento en los controles fronterizos por la pandemia causó además de un incremento de los ingresos al Estado a través de los impuestos, también contribuyó a bajar las ventas del producto ingresado ilegalmente en los mercados municipales.
Marcas de tabaco que son fabricadas principalmente en China, Corea del Sur, Paraguay y otros, son transportados desde esos países hasta la zona libre de Belice e ingresan de forma ilegal a Guatemala y luego al El Salvador
John Padgett, representante de British American Tobacco (BAT), señala que el cierre de las fronteras con mejor control de parte de la policía y fuerza armada por el COVID-19 permitió mejorar los ingresos tributarios (cigarrillos y alcohol) hasta en un 14 por ciento para el Estado.
En ese sentido se abrió una oportunidad para que la industria legal de tabaco pudiera vender sus productos en el país, señaló Padgett.
“El consumo de cigarrillos legales incrementó en los meses de marzo, abril y mayo, lo que generó más importaciones de cigarrillos legales al país.
Como resultado mayor recaudación fiscal y mayores ventas para las tabacaleras, generando empleos y aumentando el ingreso de impuestos”, según se concluyó en el conversatorio.
El contrabando también tiene su impacto negativo en la salud de las personas. “Muchos productos de contrabando se introducen bajo condiciones pésimas y atentan contra la salud del consumidor”, advierte Arturo Molina, representante de la empresa La Fabril.
“Lastimosamente en el pasado no se ha contado con recursos en la parte investigativa. Tampoco el Ministerio de Salud ha contado con recursos para hacer análisis específicos”, dijo Molina.
Erick Pérez, de Philip Morris International (PMI), señala que uno de los desafíos que tienen las autoridades regionales es actuar de manera coordinada para enfrentar el problema en un solo bloque porque el contrabando no tiene fronteras, se mueve de un país a otro.
“Es de resaltar y recordar que en el contrabando de cigarrillos hay una vinculación totalmente directa con el crimen organizado”, dijo Pérez.
Agrega que “el tema no es solo económico, sino que impacta la seguridad de las comunidades, afectando hasta los países vecinos”.
Edgar Martínez, de la Distribuidora Salvadoreña (DISAL) advirtió que las redes de contrabandistas podrían estar utilizando las comunicaciones digitales para traficar con su mercadería.
“Hay bastante actividad en las redes sociales de comercialización de marcas nacionales de licores a un menor costo, generado facilidad al consumidor para adquirir producto lícito, aunque, a la vez, es un desafío para las autoridades, ya que también podría ser un canal de venta de producto de contrabando”, aseguró.
Créditos: elsalvador.com